Entrevistamos a Raúl Guillamón

En Visualkorner hemos tenido el placer de entrevistar a Raúl Guillamón, que actualmente combina su trabajo de diseñador gráfico y fotógrafo, con su pasión artística evocada en la fotografía creativa y es a través de la creación como nace su proyecto “Deconstructivism”.

¿Quién es Raúl Guillamón?

Técnicamente soy diseñador y fotógrafo. Estas serían las dos líneas que me definen, pero una cosa es lo que te da de comer y otra la vocación artística y en eso la fotografía es mi canal.

Soy un curioso, me gusta probar cosas nuevas, soy un inconformista; en la sociedad no te conformas con temas políticos por ejemplo y si lo extrapolamos al arte, creo que va ligado a crear cosas nuevas, buscar nuevos caminos y buscar los límites de expresión.

Experimentar sobre lo que no se ha experimentado, ese es mi punto de inicio y a partir de aquí es la manera que tengo de afrontar todos mis proyectos. Este punto de partida se puede ver en mi proyecto “Deconstructivismos”. Trabajo en base a una técnica aprendida que en un momento dejo de lado para centrarme en crear desde otro punto de vista, dejándome llevar y probando cosas nuevas. Para mi encontrar la esencia en el error es vital, algo que no es estéticamente convencional o que no está aceptado según el gusto del momento.

© Raúl Guillamón
¿Cuándo te iniciaste en el mundo de la fotografía?

Empecé cuando era niño, con una cámara de fotos haciendo cuatro fotos en el patio de mi casa. No fue hasta que estudié diseño gráfico que comencé a conocerla bien; teníamos una asignatura de fotografía con una ampliadora blanco y negro en el laboratorio. Me fascinó ya que no había experimentado nunca, tenía 19 años.

Fue entonces cuando me compré una cámara y una ampliadora y empecé a experimentar fuera de clase. Con ese primer trabajo hice mi primera pequeña exposición en la UAB. Ese fue mi primer contacto con la fotografía, aunque de manera bastante amateur, no dominaba nada la técnica.

¿Cómo entiendes la fotografía?

A nivel general la entiendo como una herramienta visual que tanto amateurs como profesionales pueden utilizar para expresarse. Es como escribir, pero con luz, por lo que creo que es bueno que se esté democratizando tanto.

Por otro lado, hoy en día la fotografía se entiende como consumo, potenciada sobre todo por las redes sociales que generan un impulso más visceral que hace que tengamos que comunicarnos mediante este nuevo canal. Antiguamente escribíamos cartas o poemas y hoy creamos imágenes. Son una herramienta brutal que no tiene límites, con aún un camino muy largo por recorrer.

Pero ojo, se nos puede escapar de las manos si no le aportamos contenido y sentido a las imágenes. Una imagen vacía, banal o mediocre en redes sociales, puede ser muy peligrosa.

¿Analógico o digital?

Creo que las dos son imprescindibles y que con las dos se pueden crear buenos proyectos. El digital a color te permite unas modificaciones con un proceso mucho más fácil que el analógico no permite, aunque el analógico tiene un ritmo y proceso que con el digital se ha perdido, el momento de espera al tener imágenes en el carrete en estado latente durante semanas, no tiene nada que ver con el ritmo inmediato que presenta el digital. Esta inmediatez es muy buena para proyectos comerciales o en el inicio de la creación artística, donde interesa aprender rápido una técnica para analizar acto y resultado.

En mis proyectos en ocasiones trabajo con dos cámaras a la vez, una analógica y la otra digital, obviamente presentan variación del ángulo en la fotografía final, pero son disparadas al mismo tiempo y con la misma iluminación.

© Raúl Guillamón
¿Qué diferencias principales ves mostradas cuando realizas este proceso paralelo?

Las principales son en el soporte, en el grano que tiene la película y los colores que genera, básicamente es lo que te aporta el sensor y la película que estés usando. (Siempre teniendo una equivalencia de calidad entre el sensor y el objetivo en ambas cámaras.) La riqueza de color en analógico tiene una profundidad y un punto orgánico que en digital aún no se ha conseguido, se puede intentar con retoque a través de capas, pero es complicado. Otra diferencia vendría dada en la nitidez superior que aporta el digital, estamos llegando a grandes resoluciones en la actualidad.

¿Cómo describirías tu trabajo?

Lo que hago se podría definir como fotografía de deconstrucción en una toma. Es una revisión de la realidad, quede como quede el disparo, sin edición a posteriori y usando siempre la larga exposición.

Hago fotografías de la realidad aplicando luz y movimiento, retrato la realidad tal y como es. Al aportar movimiento y tiempo se desdibuja y forma otra capa que en la gran mayoría de ocasiones nos sorprende. Trabajo con tiempos de exposición cortos y largos, de esta manera controlo el tiempo para pensar durante la toma y consigo más espontaneidad o control de la técnica.

Pero fuera de la técnica, lo más importante para mí es el proceso creativo, el momento de la toma. Como fluye el pintado, y la interacción con el retratado o el entorno.

¿Qué técnica utilizas?

La técnica que utilizo como base es la larga exposición y el pintado de escena. A partir de aquí desarrollé mi propia técnica utilizando luz artificial, rotando tanto la cámara, objeto y fuente de luz. La llamo Photo-Deconstrucción.

La técnica potencia la intuición, cada vez que ilumino la escena es una posibilidad de encontrar nuevos resultados. Se parece a la escritura automática o action painting. Con la diferencia de que hay un referente u objeto y no una hoja o canvas blanco.

Cada fotografía es única, puedo intentar hacer exactamente la misma imagen igual y el resultado será totalmente diferente. Esto ya lo tiene la fotografía, pero con la técnica que utilizo se potencia más. La luz nunca va a caer en un mismo sitio, ni desde el mismo ángulo. Aquí es donde está la magia especial que hace de cada fotografía una experiencia irrepetible.

© Raúl Guillamón
¿Cómo la desarrollas?

Por ejemplo, tengo el formato que llamo experiencia cubista: Consiste en una sesión de retrato completa de 20 fotos. Hago 20 tomas y entrego las 20 tomas sin eliminar ninguna, es importante que la experiencia sea totalmente transversal y sin ocultar nada y pensando siempre que posiblemente una fotografía que no me gusta a mí le puede gustar a la otra persona.

La persona retratada va viendo cómo funciona y progresando en la técnica; empezamos con una pose estática, después realiza dos movimientos pequeños, por ejemplo, solo con la mano, más adelante tres movimientos también pequeños hasta que al final realiza movimientos de cuerpo entero y para finalizar dejo que la persona una vez ha visto cómo van quedando y evolucionando las imágenes, pueda hacer un movimiento totalmente libre para experimentar. Termina siendo un trabajo de cocreación entre modelo y fotógrafo.

Durante el proceso pueden salir todo tipo de resultados, desde caras monstruosas, por ejemplo, cuando se junta la oreja con la nariz, pero esta técnica te aporta otras cosas que no podrías conseguir jamás. Consigues una foto estéticamente tenebrosa, muy dramática o violenta y luego consigues fotografías donde los retratados se siente atractivos. Allí tienen reflejadas varias realidades de lo que son o pueden ser.

Me importa más que sea una experiencia completa a una simple fotografía. Intento trabajar para enlazar puentes y ver cosas diferentes. Mi propósito es acercar esta técnica a la gente, ya sean entendidos o no del arte.

¿Cómo la recibe el público?

Cuando alguien viene al estudio para una Experiencia Cubista, alucinan viendo como su movimiento desencadena ese resultado. En general vienen con una predisposición a experimentar. También ocurre todo lo contrario, cuando no saben a lo que vienen, en algunos casos, no lo encajan bien. En general es algo que o bien te encanta o no te gusta nada.

También es interesante la reacción de la gente cuando está viendo una de mis imágenes y les explico que está hecho con una sola toma, la reacción es de extrañeza y piensan ¿cómo lo hace?, hoy en día por el nivel de tecnología que estamos acostumbrados a usar, asumimos que todo es a base de Photoshop. Por ese motivo es para mí tan importante la técnica y divulgarla correctamente.

A nivel crítica, recibo comentarios de todo tipo. Hay quien aprecia y disfruta con lo que hago y también hay crítica negativa y de desprecio. Desde la gente en general y también del mundo profesional de la fotografía. Me dicen que tengo que mejorar porque tengo imágenes que no están del todo bien compuestas, o tienen errores de exposición, etc. Realmente opino igual que ellos, muchas de mis imágenes tienen errores de exposición porque eso es lo que busco y lo que la técnica le aporta. Para mí un error es una oportunidad de cambio.

Para mí lo interesante es ver como algo diferente se abre o no camino, como se recibe, qué espacios encuentra. La fotografía evoluciona al ritmo que la sociedad en su conjunto va ayudando o no a dejarle camino. Ya veremos…

Y para acabar, ¿qué es para ti la fotografía?

A nivel personal es como una terapia para sacar todo mi mundo interior, todas las emociones, yo la utilizo así. Cada semana tengo que hacer fotos, porque si no me falta algo. Es mi lenguaje personal, mi manera expresar, lo podría hacer con poemas, pero lo hago utilizando la fotografía.

No me considero un fotógrafo clásico o convencional, me siento a caballo entre la fotografía y la pintura. Intento plasmar el movimiento y el tiempo de forma plástica y utilizo pinceles de luz que yo mismo fabrico. En ese sentido para mi la fotografía es como una artesanía. Por lo que soy más un artesano: Mi abuelo era herrero, trabajaba con hierro, yo soy “fotógrafo” trabajo con luz.

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